Nos apuntamos al taller de introducción del trabajo y, al escuchar a Jordi Sapés explicar su método, tuvimos claro que eso era lo que estábamos buscando. A partir de ahí, empezamos a descubrir lo que ya somos (inteligencia, amor y energía), nuestra verdadera realidad, que se plasma en la experiencia del día a día. Esto ha supuesto un cambio transformador en nuestras vidas y queríamos compartirlo, así surgió la idea de impartir las charlas.
Al principio, muy nerviosos, con temor, sin saber cómo empezar…, pero ya despiertos, llenos de espíritu positivo, nos pusimos a trabajar: preparar las intervenciones, coordinar, buscar local, hacer difusión etc.
Esta experiencia nos ha supuesto actualizar los tres potenciales: La inteligencia para organizar todo salía de forma fluida y unos y otros aportábamos soluciones. A pesar del esfuerzo y dedicación que nos ha supuesto, no sentíamos cansancio, al contrario, estábamos llenos de energía, alegres y entusiasmados. Como grupo aumentó el amor entre nosotros, nos sentimos más unidos, felices de estar juntos, de compartir.
Percibimos que todo esto lo hemos transmitido en las charlas. Hablamos de una manera sencilla, desde el fondo, sobre nuestra experiencia en el Trabajo “poniendo en práctica las enseñanzas de Antonio Blay” según el método de Jordi Sapés, y todo salía de modo natural.
Las personas que nos acompañaron nos han comentado que se nota que lo que transmitimos viene del fondo, porque nos ha llegado a mucha profundidad; dicen que la charla fue estupenda y que el centramiento les supuso toda una experiencia. Lo cierto es que al terminar, tomando un café, se notaba la conexión entre todos: no éramos extraños, éramos uno.
Desde entonces, permanece esta alegría y felicidad, vivimos más libres y valientes en todas las cosas que nos surgen en el camino. Vemos las dificultades como oportunidades para desarrollar nuestros potenciales. Damos gracias a lo Superior cada momento de nuestra existencia; hay entusiasmo por seguir haciendo cosas: transmitir, compartir lo que este camino nos está aportando. Todo lo que hemos experimentado nos impulsa a estar más despiertos y en paz.
Os animamos a tener esta experiencia: vale la pena; hemos vivido un amor y alegría enormes, entre el grupo y con las personas que nos han animado y apoyado.
Damos las gracias a Ana, por su ejemplo y su vida, que es una inspiración para nosotros; también especialmente a Mª Pilar y Jordi por su estímulo, sus consejos y su ayuda con el póster, a Pilar Laínez por facilitarnos el “power point” que nos ayudó a vencer el miedo de quedarnos en blanco, a Laura, Javier y Jordi López, que hicieron de “oyentes” en el primer ensayo en Oseira y nos ayudaron con sus preguntas. Y también a nuestros queridos maridos Román y Joaquín que nos ayudaron en la acogida y el café.
Nosotros nos hemos sentido como un cauce de transmisión, conectados a lo Superior y damos gracias por ello.
Ha sido muy enriquecedor, tanto personalmente como en grupo, dar a conocer las enseñanzas de Antonio Blay, que han tenido muy buena acogida entre los asistentes. También hacer difusión de ADCA y de la página Web, en la que se mostraron interesados. Queremos continuar cuidando esta semilla que hemos sembrado y reunirnos con todas las personas interesadas para seguir hablando y transmitiendo lo que vivimos.