Este es el secreto de la felicidad. Nunca es por acumulación ni por posesión de nada, sino por reconocimiento de la Fuente y apertura de la mente, del corazón y de la voluntad a esta Presencia de Dios en nosotros. Este cambio de actitud es el que requiere un esfuerzo: de la actitud de esperar de las cosas a dejar de depender de ellas centrándonos en esta intuición y aspiración interna.
Práctica liberadora.
Este cambio exige disciplina. Hay que obligarse a hacerlo durante un tiempo -que no será mucho-, hasta que uno pueda descubrir que esto funciona realmente así, hasta que uno sienta esta Presencia cálida y gozosa dentro de sí mismo. No hay que hacer nada más que esto: meditar en la naturaleza de Dios como Amor Absoluto y mantener esta intuición abriendo, relajando la mente, el sentimiento y la voluntad. Éste es el camino, el medio concreto para descubrir cómo esta felicidad, esta plenitud, este amor, está ahí en todo momento, esperando que nosotros nos pongamos receptivos y disponibles, para poderse expresar.
Esta práctica nos hace independientes del mundo exterior, nos libera de las circunstancias, de las situaciones. Hay que llegar al momento en que uno siente ese amor, esa felicidad, ese calor especial que viene realmente de otro mundo y que es de una calidad totalmente diferente de todo lo que podamos fabricar por nosotros mismos.
Cuando descubrimos que en nosotros existe esta Presencia viviente, cada acto de nuestra vida cambia. Es como si descubriésemos queda vida tiene una dimensión en profundidad y una riqueza en calidad que hacen que las situaciones dejen de tener importancia por sí mismas; entonces, las situaciones se ven sólo como un medio para poder expresar esta felicidad, ese amor, ese calor, esa Luz interior.
Entonces no hay situaciones pequeñas ni situaciones grandes. En todas llega a existir una actitud indiferente, relativamente hablando, ante lo externo de la situación. Pero toda situación es extraordinariamente importante, aunque la importancia de la situación no viene de lo que espero de ella (como ocurre ahora), sino que se origina en el modo de vivirla, en este modo pleno, luminoso, y se ve como un medio, como una oportunidad para renovar y expresar la felicidad interior.
Texto extraído del libro: Personalidad y niveles superiores de conciencia. Editorial Indigo. 1991