Carlos

Carlos

«Está claro que la guerra no es la solución y que el statu quo ya no existe. Mi liberación como palestina no puede venir a través de la sangre de bebés judíos. Pero reconozco que el sentimiento palestino de que ‘por fin alguien devolvió el golpe’ es la reacción normal de un pueblo ocupado y dominado. Necesitamos voces diferentes.»

Rula Daoud, palestina-israelí, directora de Standing Together, una organización que trabaja por la paz.

The New York Times.  24-10-2023

Hace dos días hablaba con un amigo que no sabe si separarse, sobre la vida y lo que somos. Todo cambia, me decía, y lo que fue de una manera cuando me casé, ahora es de otra. Es verdad, pero me hizo reflexionar sobre mi vida y qué era lo que había permanecido. Hay algo en mí que no se ha modificado, le contesté: la demanda de sentido en esta existencia.

Recibí una educación religiosa. Un Sagrado Corazón sedente presidía el salón de mi casa desde que yo recuerdo. Mi padre me llevó a un colegio de jesuitas. De vuelta de algunos ejercicios espirituales, mi madre me preguntaba por los resultados. Yo no tenía una contestación clara, pero percibía que había algo más de lo que habitualmente vivimos, de lo que las relaciones humanas superficiales aportan. Lo tenía claro, pero lo vivía desde dentro y no encontraba palabras para transmitirlo, y las que me prestaba el catecismo me parecían insuficientes.

Cuando me pidió Miquel  hace ya tres semanas que escribiera algo sobre la despedida de mi hermana Mar, me pareció tarea fácil, pero he ido posponiéndolo, sin saber muy bien por qué. La gente me pregunta qué tal estoy muy a menudo. Necesariamente les contesto que bien, porque es así. Pero ese retraso significa que hay algo más. Querer hablar de la muerte de un ser querido siempre es difícil. El yo ideal también quiere estar presente: el artículo tiene que ser el mejor del mundo. Jeje, siempre el personaje de por  medio.