Aquella voz, aquellas palabras, me transportaban a un estadio de paz, me aportaban mucha claridad y me daba respuestas a inquietudes que habían estado presentes en mi vida.
Al cabo de unos meses asistí al curso de presentación y cuando escuchaba a Jordi Sapés me volvía a producir esa sensación: sus palabras me tocaban y llegaban a una parte muy profunda de mí. Dejé pasar unos meses hasta que empecé el Trabajo con Jordi Calm y agradezco la infinita paciencia que tuvo, la insistencia cuando me descolgaba alguna semana que otra de mandar los diarios o de las charlas que mantuvimos en los momentos en que quería tirar la toalla. Porque sí, hay momentos en que no quería continuar con los ejercicios pero era bien consciente que ya nunca podría volver a vivir sumida en el sueño ya que solo pensarlo se me hacía insoportable. Y es que cuando el despertar se asienta y se vuelve tu estado más usual, la vida tiene otro sentido, otro ritmo, otra textura y color.
Y en todo este transcurso, de diarios, eventos, de ver al Personaje, talleres del inconsciente, retiros en Oseira, me han ido sucediendo cosas en la vida que sin el Trabajo estoy segura que me habrían sobrepasado. Aprendí a experimentar despierta lo que la vida me aportaba: desde vivir la muerte de mi padre desde un amor y una comprensión inmensas, un cambio laboral en un momento en que sentía que ya no era mi sitio o una mejora de las relaciones familiares que hasta entonces me agobiaban y me robaban un montón de energía y atención. En fin, cualquier cosa que pueda vivir una persona en esta existencia pero con una conciencia de estar presente en la situación.
Porque no es que con el Trabajo tu vida se convierta en un jardín de rosas y todo sea fantástico y maravilloso, pero la lucidez y la profundidad que te proporciona el Trabajo te permite vivir cada situación desde una conciencia de la energía, el amor y la inteligencia que eres en cada momento, en cómo lo pones al servicio de la vida, en cómo te conviertes en una mensajera o mediadora de algo que está muy por encima de la vida ordinaria, de tu propia existencia y de las vidas de todas las personas que conforman tu realidad y el mundo.
Y si algo he percibido de una manera muy evidente es que las personas que estamos en el Trabajo, despiertas, esta visión nos hace diferentes, en el sentido de que vemos y vivimos la realidad desde una sensibilidad, naturalidad y profundidad que nos hace disfrutar de cada instante despierto. Que apreciamos las cosas simples porque son las más satisfactorias: desde una conversación cercana, una mirada cómplice o un gesto sentido y profundo.
Agradezco a todas y cada una de las personas con las que me he ido encontrando en mi vida porque todas ellas me han aportado algo importante para mi desarrollo personal. Y a las que estáis en el Trabajo y compartimos espacios y momentos de una gran carga de Energía, Amor e Inteligencia: de ser cómplices en este crecimiento personal y colectivo, de ser una gran compañía para este camino, a veces arduo y solitario, pero la gran mayoría de las veces pleno y de una profunda alegría.
¡Gracias por aportarme tanto!